Hay momentos en la vida que surge la necesidad de cambiar de rumbo y replantearse todo. Ese momento le llegó a Alejandro Martín hace alrededor de unos 10 años. Sintió que tenía que hacer un cambio en su vida, un cambio hacia un lugar en donde se sintiera a gusto y pudiera ayudar a la sociedad. Dejó su trabajo de aquel entonces y encontró su lugar en la agricultura ecológica.
El contacto con la tierra empezó poco a poco, con ganas y muchos cursos de agricultura ecológica. “Comenzó todo a rodar hasta donde estamos hoy, con un mayor volumen de producción y participando en Ecocomedores. Cada año vamos creciendo más”. Sus parcelas, a las que le dedica todo su cariño y tiempo, se encuentran en Tacoronte y en Valle Guerra. Para él, fue vital llenar de vida esos terrenos vacíos porque, “aunque son parcelas pequeñas y parece que no, cuidamos del medio ambiente”.
Alejandro ve la agricultura ecológica como el futuro. “Ojalá que todos acabemos ahí, que la manera de producción sea la más natural posible”. Considera que existen dos grandes problemas actuales por los que la agricultura ecológica no termina de asentarse.
Por una parte, la falta de costumbre de la propia sociedad como consumidora. “La gente elige en qué invertir dependiendo de su economía. Quien tiene dinero puede acceder a todo, pero quienes no, tendrán que hacer sus maravillas. De igual manera, hay personas cuya economía no es muy holgada y tienen claro que su principal gasto va en una buena alimentación. Es una parte de la cultura”, argumenta.
Además, la carencia de grandes canales de comercialización también supone un hándicap. Por esta razón, imagina que gran parte de los/as agricultores de convencional no ven claro dar el cambio a lo ecológico.
A pesar de no conocer la clave para que la agricultura ecológica termine de calar y funcionar a nivel social y económico, Alejandro anima a realizar esa transición en los cultivos. “Como agricultor, estás menos expuesto a todos esos químicos. Cuidas, asimismo, a quien se va a comer lo que produces, al suelo, a la fauna y todo lo que engloba la agricultura ecológica”.
El Programa Ecocomedores de Canarias constituye para él una solución a los dos problemas que plantea con anterioridad. “Es una gran plataforma que está canalizando un volumen considerable de productos y está haciendo esa labor de concienciación”. Junto al trabajo teórico que pone en valor los alimentos, Alejandro ve vital también la parte práctica. “Uno de los grandes fuertes es que el propio paladar conozca el sabor de los alimentos ecológicos”. En una sociedad que va al ‘corre corre’, sin pararse a tener una buena alimentación, “un tomate sabroso, una fresa, una papaya, un plátano, un potaje…marcan la diferencia”.
You must be logged in to post a comment.