Maribeth García es agricultora ecológica y forma parte del Programa Ecocomedores de Canarias. Procedente de Colombia, reside en Canarias desde hace unos 10 años. Jamundí es el nombre de su finca, ubicada en Valle Guerra (La Laguna, Tenerife). En ella combina el cultivo de alimentos ecológicos y la transformación de productos a partir de otros frescos. Para Mari, la Finca Jamundí también es un espacio en el que sensibilizar sobre la importancia de la agricultura ecológica y el cuidado del medio ambiente.
¿Cómo comenzaste en el mundo de la agricultura ecológica?
“La mayor parte de mi vida he estado ligada al campo y a la selva, pero desde el área educativa y artística. No obstante, llega un punto en el que determiné que quería dedicarme al aprendizaje de producción de alimento sano. La única agricultura que podría considerar es una agricultura ecológica. Comencé a trabajar en Jamundí hace unos cuatro años. Estoy pasando un proceso muy interesante. He aprendido mucho en estos años y aún me queda mucho más.”.
¿Qué valores piensa que promueve la agricultura ecológica?
“A la vez que aprendes, encuentras que también hay algo que poder comunicar. En la finca, además de producir alimentos, comenzamos a generar actividades para transmitir a la sociedad estos saberes. Ojalá que fincas como esta sean un punto de conexión entre el campo y la ciudad. Se deben convertir en espacios para compartir, de divulgación y sensibilización. En la agricultura ecológica encuentro valores que tenemos que aprender y replicar todos y todas, como las sinergias y la apreciación de la vida en un conjunto. Para que este conjunto esté estable y sano, cada una de sus partes son fundamentales. Si el mismo modelo de una finca pequeña como esta, se pudiera replicar a la sociedad entera, podríamos ser una sociedad más sana y con un bienestar mayor para todos y todas”.
¿Qué significa para ti participar en el Programa de Ecocomedores de Canarias?
“Es un programa que me anima mucho. Aprecio y admiro el esfuerzo de todas las partes que lo componen. Le veo mucho sentido a Ecocomedores, porque la escuela es el lugar donde nos estamos formando desde la infancia, acompañado de ese otro escenario tan bello que es la familia. El tema alimentario no se ha tocado mucho en las escuelas y es importante hacerlo. Los conocimientos no son meramente teóricos e intelectuales, hay una cantidad de hechos vivenciales que son fundamentales, acontecen en la escuela y educan al alumnado. Es importarle amplificarles, como al profesorado y a los equipos de cocina, todo el proceso previo a la recepción de ese producto fresco y su posterior preparación para el consumo en los comedores. Se trata de transmitir la visión de dónde vienen nuestros alimentos y cuál es el trabajo tan importante que hacen agricultores y agricultoras en el mundo. Tenemos que reproducir esos valores en la escuela respecto al bienestar mental, físico y nutricional. En ese sentido, hallo fundamental esta conexión entre las escuelas y las fincas. Los ecocomedores, como mediadores, organizadores y conectores, facilitan esta labor”.
¿Animaría a otros/as agricultores/as a probar con la agricultura ecológica?
“Creo que poco a poco se aprecia más la sensibilidad de la gente hacia el alimento. Siento que el grueso de la sociedad está poniendo más atención a lo que consumimos, siendo un poco más conscientes y selectivos. Es un movimiento importante. La producción agrícola ecológica ha comenzado a fortalecerse y a tener más resonancia. Soy muy optimista y estoy segura de que muchos compañeros y compañeras agricultores, con procesos más convencionales, poco a poco van a ir entrando en la reconvención a lo ecológico y van a ver de verdad el beneficio. Les animo a participar en un programa tan bonito como Ecocomedores para que pueda tener mayor alcance”.
Ver esta publicación en Instagram
¿Cómo gestionas la producción ecológica en la finca?
En la Finca Jamundí los cultivos más regulares son cebollas, zanahorias, puerros, beterrada, hinojo, así como hortalizas aromáticas y especias. Voy poco a poco diversificando. Hay productos de temporada, por lo que trato de mantener la planeación de los cultivos acorde al calendario. También aprendo mucho de mis vecinos sobre los tiempos, trucos de manejo y cómo enfrentarse a situaciones en la huerta. Además de la producción en fresco, desarrollamos un proceso de deshidratado de algunos productos para producir otros. Hacemos sal de hierbas, caldo de verduras, especias (cúrcuma en polvo, distintos chilis, stevia…). La preparación de un producto transformado ya envasado y listo para comercializar está siendo un experimento conmigo misma. Es una prueba para ver si se puede incluir de nuevo en el círculo productivo lo que, de otra forma, se consideraría un excedente. De esta manera, se contribuye a mejorar la rentabilidad del sector primario. El objetivo es sacar el trabajo desde la semilla hasta el producto ya envasado”.
Ver esta publicación en Instagram
You must be logged in to post a comment.