La berenjena puede que sea una de las hortalizas más olvidadas o de las que más tabúes se tiene a la hora de consumirla. No obstante, destaca por sus propiedades y su versatilidad como ingrediente dentro de la cocina. Su temporada va desde mayo hasta octubre, ya que para cultivarse necesita climas más cálidos. Es el momento perfecto para encontrarla en fruterías o mercados locales, para aprovechar al máximo todos sus beneficios.
A continuación, te contamos todas las propiedades que nos ofrece esta hortaliza y cómo poder incluirla en un menú con recetas sencillas, que encantarán desde edades tempranas.
¿Qué puede aportarnos la berenjena?
Desde el punto de vista nutricional, nos encontramos con una gran variedad de beneficios y propiedades. Es un alimento con baja densidad energética, es decir, tiene pocas calorías. Esto se debe a que un gran porcentaje de la berenjena es agua, más o menos un 90%. Además, apenas tiene grasas. No obstante, las calorías o grasas también dependerán de la manera en la que se cocine. Por ejemplo, al freírla absorbe mucho aceite. Se recomienda hornearla o asarla.
Es una gran fuente de minerales esenciales como potasio y magnesio, además de ayudar en la absorción de hierro. Tiene un aporte en fibra, así como ácido fólico y vitaminas del grupo B, sobre todo B1 y B6. Contiene sustancias antioxidantes, lo que contribuye a la prevención del cáncer. Asimismo, ayuda a controlar los niveles en sangre y el colesterol, siendo perfecta para reducir diabetes o hipertensión. Previene, además, de enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Se suele recomendar su consumo durante los embarazos.
Cocinar la berenjena, un reto
Incluir la berenjena en un menú puede llegar a resultar complicado en ocasiones. Esto suele deberse a la falta de ideas. En Canarias no encontramos muchas recetas donde se incluyan, pero es un ingrediente habitual en la dieta mediterránea.
A diferencia de otras verduras y hortalizas, la berenjena debe cocinarse siempre. No se puede comer cruda porque posee alcaloides tóxicos, que son perjudiciales para nuestro cuerpo, causando problemas digestivos graves. Al cocinarla, estos alcaloides se desactivan.
A la hora de cocinarla, es una hortaliza muy versátil. Puede hacerse de distintas formas y combina muy bien con muchos otros ingredientes. Se puede cocer, asar, saltear, freír o convertir en cremas y purés… ¡cualquier forma que se te ocurra!
Además de tener que cocinarla para poder consumirla, su amargor también puede ser un inconveniente. Pero para todo problema, hay un truco. Para quitarle el amargor solo hay que hacer algo tan sencillo como echarle sal a las berenjenas ya cortadas y dejarlas reposar durante al menos unos 15 minutos. Después hay que enjuagarlas y secarlas bien, así estarán listas para cocinar y disfrutar de su sabor sin ese amargor tan peculiar. Este truco ayudará también a que absorban menos aceite, en caso de freírlas.
2 recetas sencillas con berenjena
A los niños y niñas normalmente les cuesta comer frutas, verduras y hortalizas crudas de primeras. Por eso, a veces hay que “engañarles” un poco, escondiendo las apariencias de los alimentos y también camuflando un poco su sabor.
En Vegefruti, la Mesa Técnica de Sensibilización y la de Alimentación se han unido para romper todos los tabúes acerca de la berenjena entre el alumnado de dos colegios de Tenerife, el CEIP Guayonge y el CEIP Antonio del Valle Menéndez. ¿Cómo hacer que niños y niñas la coman de manera fácil? Pues con dos recetas muy sencillas que pueden recrearse en casa, siempre que se quiera, probando así a añadir la berenjena en nuestro menú.
Berenjena frita estilo cordobés
- Cogemos unas berenjenas y las pelamos (recuerda que si en el colegio o en casa compostan, estas pieles son estupendas para ello y así se aprovecha todo).
- Se cortan en tiras como si fuéramos a hacer papas fritas. A continuación, se ponen en agua y sal mínimo unos quince minutos. Este paso nos ayuda a quitarle ese amargor que caracteriza a la berenjena y que no suele gustar.
- Luego, se escurren y se secan un poco con papel. Las pasamos a un baño de leche de vaca durante media hora, para que al freírlas no se empapen tanto de aceite. Se vuelven a escurrir y secar.
- Se pasan por harina y se fríen. Si se fríen bien, quedarán crujientes por fuera y más blanditas por dentro. De esta manera lograremos que nuestras berenjenas parezcan, ¡cómo no!, papas fritas.
Ese es el truco de esta receta. Consigue camuflar el aspecto de la hortaliza por algo que a los más pequeños les suele encantar. Es una forma perfecta de probar la berenjena y adquirir todas sus propiedades.
Chips de berenjena
Esta receta es un poco más sencilla que la anterior, ya que tiene menos pasos.
- Cortamos nuestras berenjenas en monedas o círculos, con piel y todo.
- Se dejan reposar un poco con sal para quitarle el amargor como comentamos antes. Después de quince minutos, se enharinan y se fríen.
- Normalmente, se acompañan con miel, pero se pueden comer solas para disfrutar de todo el sabor de la berenjena o comerlas con algún dip, como guacamole, hummus, etc.
En ambas recetas, se ha tenido en cuenta las posibles alergias e intolerancias del alumnado. Por tanto, se puede utilizar leche sin lactosa o leche vegetal. Asimismo, se puede sustituir la harina de trigo por maizena.
Te dejamos por aquí más recetas con las que poder saborear la berenjena.
El alumnado, nuestro mayor crítico culinario
Las mesas de degustación de la berenjena se instalaron en el CEIP Guayonge y el CEIP Antonio del Valle Menéndez. Se realizaron las dos recetas mostradas en el apartado anterior, con la intención de que el alumnado de ambos colegios degustara la berenjena.
¿Cuál fue el resultado? Los niños y niñas se mostraron asombrados al contarles que se trataba de berenjena. Algunos/as no terminaban de creérselo y miraban con extrañeza el alimento. Su primer pensamiento fue que eran papas fritas. Entre ellos/as comentaban lo rico que estaba la berenjena así, expresando que no se esperaban que pudiera estar tan buena. El alumnado de infantil también se mostró muy receptivo con la berenjena cocinada de esta forma.
La reacción general fue muy buena, repitiendo en muchas ocasiones. Confirmamos que buscando la forma, podemos añadir a nuestro menú verduras, frutas y hortalizas que a veces cuestan un poco más. ¡Solo hay que probar!
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