La figura del auxiliar de comedor es clave para un programa como Ecocomedores de Canarias. Son las personas que dan la bienvenida a las alumnas y alumnos que se disponen a disfrutar del menú. Esta tarea, marcada por la cotidianeidad diaria, hace que se creen vínculos que van más allá de servir un plato de comida. 

Así piensa Nuria Correa Clemente, auxiliar de comedor del CEIP Ernesto Castro Fariña. “Llevo cinco años en el centro y ya los conozco a todos y a todas, sé cuando me dicen la verdad y cuando me echan una mentirijilla. Hay algunos que los tengo desde muy pequeñitos y me gustaría verlos graduarse”, afirma.

Para esta auxiliar de comedor, la clave del éxito del proyecto de Ecocomedores pasa por la calidad de sus productos. Apunta al factor clave que supone que se consolide como un modelo de generalizada implantación en todos los centros de Canarias. Desde su experiencia, relata que la comida de catering no suele gustar a los comensales y que, como hándicap, no se conoce la elaboración previa de los platos que se ofrecen. 

“No es lo mismo que una sopa te llegue en un recipiente y en una bolsa los fideos, a ver como las compañeras de cocina reciben el producto, lo tratan y lo elaboran cuidadosamente. El sabor nunca puede ser el mismo”, añade. Además, Nuria destaca que la elaboración propia permite conocer las demandas de los comensales y prever posibles raciones extras para aquellos que desean repetir.

El papel de Ecocomedores en los centros educativos tiene entre sus pilares la divulgación de hábitos saludables entre el alumnado. Conocer nuevos productos, nuevas texturas o sabores forma parte de la filosofía de este programa, algo que Nuria conoce y aplica al dedillo en su día a día. “Somos conscientes de que hay determinados platos que pueden costar más, pero es nuestra responsabilidad ir haciendo entender al niño o niña la importancia de probarlos y de acostumbrarse a ellos. Esto nos suele pasar mucho con las ensaladas, tal vez sea el plato que más cueste”. 

“El sabor de la comida de catering nunca podrá ser el mismo que el que tienen los platos elaborados en nuestra propia cocina”

La coordinación entre el personal de cocina y los auxiliares es indispensable para que el funcionamiento del comedor sea el correcto y la atención a los comensales la adecuada en cada momento. Organización en varios turnos, cortar el pan del día, preparar las bandejas y recogerlas para dar paso a los siguientes, son las tareas básicas a las que se suman aquellas más ligadas a un perfil pedagógico, donde la paciencia pasa a ser protagonista. “Ellos y ellas nos hacen muchas preguntas sobre la comida que se les sirve y nosotras tratamos de darles respuesta, porque entendemos que eso también forma parte del trabajo y de la idiosincrasia del propio programa y nos gusta hacerlo”, puntualiza. 

El CEIP Ernesto Castro Fariñas cuenta con un total de 362 alumnos y alumnas, de los cuales 320 hacen uso del ecocomedor A pesar del número de personas usuarias, Nuria afirma que ya hay cierto “feeling” entre las familias y el personal del comedor. “Pueden parecer muchos niños/as a priori, pero esto tampoco es tan grande y al final nos vamos conociendo todos. Las familias nos preguntan cómo comen los niños y las niñas o si les gusta una cosa más que otra, supongo que esto también les ayuda luego a elaborar sus menús en casa”.