La abeja negra canaria (Apis mellifera canariensis), es una subespecie de abeja que es exclusiva de las Islas Canarias. Esta abeja tiene características únicas que la distinguen de otras subespecies de abejas, como su color oscuro,que le da un nombre distintivo y le permite adaptarse mejor al clima soleado y caluroso de las Islas Canarias.

Otra característica importante de la abeja negra canaria es su especial comportamiento, dócil y tranquilo. Se trata de una subespecie no agresiva y menos propensa a picar, lo que facilita la actividad a las personas apicultoras quienes pueden manipular las colmenas y recolectar la miel sin sufrir picaduras frecuentes.

Además, la abeja negra canaria ha logrado un nivel especial de adaptación al medio y a las condiciones climáticas de las Islas Canarias. En algunos microclimas, están acostumbradas a lidiar con altas temperaturas y escasez de recursos naturales, lo que ha desarrollado su capacidad de buscar y utilizar de manera eficiente los recursos disponibles en su entorno.

La abeja negra canaria desempeña un papel crucial en la polinización de las plantas autóctonas de las islas. Muchas de ellas dependen de las abejas para su reproducción, lo que las convierte en un elemento vital para los ecosistemas de las islas y una parte esencial para mantener la productividad de los cultivos. Además, la apicultura y la producción de miel es un oficio tradicional muy importante en la región, siendo la abeja negra canaria la especie predominante en esta actividad.

Sin embargo, a pesar de su importancia, la abeja negra canaria se enfrenta a varias amenazas, como la introducción de especies invasoras o híbridos, el cambio climático y la disminución de la biodiversidad, el uso de pesticidas en la agricultura convencional y la contaminación. Estos factores aumentan su vulnerabilidad y pueden afectar negativamente a su población.

¿Sabías que…?

Las abejas son consideradas el insecto más valioso para el ser humano y los ecosistemas naturales debido al papel que desempeñan en la cadena alimentaria. Se calcula que en torno al 75% de los alimentos que consumimos, dependen en gran medida de la polinización para su desarrollo y producción.